Una gran parte de la población sufre o ha sufrido algún episodio de vértigos o mareos. Estos episodios son más frecuentes cuando avanza la edad, pero pueden presentarse en cualquier momento de la vida. Las causas pueden ser variadas y el estudio realizado por el otorrino es fundamental para establecer el diagnostico. Existen mareos y vértigos de origen neurológico que su neurólogo sabrá detectar. En Neurofisio estamos especializados en tratar estos problemas y reeducar los sistemas de estabilización para conseguir mejorar la estabilidad y el equilibrio.
La inestabilidad es la sensación de pérdida de equilibrio y puede ir acompañada de caídas cuando los sistemas de compensación no funcionan correctamente.
El equilibrio del cuerpo es mantenido por la interacción de tres sistemas, el funcionamiento correcto de dos de ellos es suficiente para mantener el equilibro:
El sistema vestibular: su órgano receptor se encuentra en el oído interno, es el laberinto, se encarga de informar al cerebro de los movimientos de giro y aceleración.
La sensibilidad propioceptiva: es la sensibilidad que indica al cerebro la posición de cada uno de los miembros, del tronco y de la cabeza.
La vista: La vista es una fuente de información rápida y eficaz en el mantenimiento de la estabilidad. Pero no siempre podemos utilizarla, porque nos movemos en la oscuridad o en vehículos en movimiento.
Debemos tener en cuenta que el laberinto esta en la cabeza y el cerebro debe diferenciar un giro de la cabeza de un giro del cuerpo, esto solo es posible si la información visual y propioceptiva es coherente.
Cuando la información que recibe el cerebro por estos tres canales no es coherente, el cerebro intenta interpretarlo y puede construir imágenes erróneas produciendo inestabilidad.
En algunas enfermedades podemos mejorar la información que llega al cerebro entrenando estas vías sensitivas, en otras ocasiones no es posible mejorar esta información y debemos enseñar al cerebro a interpretar las señales no coherentes que recibe entrenándole a dar las respuestas correctas. En cualquiera de los casos se puede conseguir una mejora de la estabilidad.
Además es importante prevenir las caídas, los sistemas de compensación requieren un sistema osteomuscular capaz de dar una respuesta rápida en situaciones de desequilibrio. El aumento de la fuerza y velocidad de movimiento en miembros inferiores, tronco y miembros superiores son una medida eficaz de prevenir caídas. En ocasiones será necesario aceptar la supervisión o la utilización de apoyos para mantener la seguridad.
Los vértigos y mareos son síntomas inespecíficos que pueden provenir de diferentes problemas o patologías, desde problemas poco relevantes, como una gastroenteritis, hasta urgencias médicas como un ictus o un tumor del sistema nervioso. Por este motivo es importante acudir al médico para que realice las pruebas necesarias que le permitan establecer un diagnóstico.
Los vértigos son síntomas del sistema vestibular, es una sensación de mareo que debe incluir la sensación de giro o de desplazamiento. La identificación característica es que la “habitación da vueltas” ya sea lateralmente o verticalmente. La lesión puede estar en el oído interno, en los nervios o en el sistema nervioso central.
Los mareos sin sensación de giro pueden estar relacionados o no con el sistema vestibular, podemos diferenciar:
Mareo con sensación de nausea, que aumenta en los giros y aceleraciones. Puede tener relación con el sistema vestibular cuando se asocia a otros signos de inestabilidad.
Mareo sin sensación de nausea que aparece en los cambios de posición de tumbado a sentado o de sentado a de pie. No suele tener relación con el sistema vestibular sino con el sistema circulatorio, suelen relacionarse con hipotensión ortostatica.
El vértigo paroxístico benigno es una de las patologías tratables con resultados más espectaculares del sistema vestibular. Consiste en la localización de pequeñas formaciones duras “otolitos” en los conductos semicirculares del laberinto. Los conductos semicirculares contienen un líquido llamado linfa. Cuando movemos la cabeza la linfa se mueve dentro de los conductos semicirculares y este movimiento es detectado por un área específica del conducto. Cunado un otolito se sitúa en este área sensitiva del conducto tenemos la sensación de que estamos girando, aparece el vértigo. Cuando cambiamos de posición y el otolito se mueve la sensación desaparece.
Mediante unos movimientos concretos podemos mover los otolitos fuera de los conductos semicirculares aliviando los síntomas del paciente en muy pocas sesiones entre una y cinco sesiones normalmente.
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